Muchos
brazos en las imágenes de dioses hindúes simbolizan sus cualidades. En la representación
de sus mitos, las culturas recurren a varios medios para referirse al poder; la
fuerza es la energía de los dioses. En caso de los dioses hindúes con varios
brazos, la estrategia es la de fijación de características de gran actividad en
el área que cada uno representa. La diosa Sarasvati, por ejemplo, está
relacionada al mundo de las artes y sostiene en sus cuatro manos objetos que
recuerdan la multiplicidad artística que representa. Por su parte, el dios
Shiva, en un relato de la Creación, construye el mundo bailando, marcando el
ritmo con los pies mientras produce la realidad con gestos de sus cuatro
brazos. Normalmente, tiene dos objetos en las manos: un pequeño tambor (que
representa el devenir del tiempo) y una llama (la eternidad). Los otros dos
brazos dan la impresión de movimiento propio de un bailarín. Los dedos de una
mano apunta hacia arriba, simbolizando un carácter protector, mientras los
dedos de la otra mano apuntan hacia el suelo, representando la caridad de Shiva.
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