Santa
Claus realmente existió, pero era muy distinto a lo que nosotros imaginamos. No
viajaba en trineo, ni era gordo, Santa Claus fue, en verdad, un esbelto obispo
llamado Nicolau, que vivió en la ciudad de Mira, en Asia Menor, en el siglo IV,
y fue santificado como San Nicolau. Muchos milagros le fueron atribuidos, pero
el más famoso de ellos fue haber aparecido en los sueños del emperador romano
Constantino. Durante el sueño, Nicolau le salvaba la vida de tres capitanes de un barco
condenados a morir. Su transformación en ícono navideño ocurrió en Alemania, y
desde ahí conquistó otros países de Europa y América. En los Estados Unidos
fue donde más se popularizó. La figura de Santa Claus fue obra del
caricaturista americano Thomas Nast, que publicó el primer dibujo de Santa
Claus es la resvista Harper’s Weekly en 1891. Con la barba larga, gordo y
ropas pesadas y de color rojo, Santa Claus se popularizó por el resto de América.
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