Llamado
el “anexo secreto”, el escondite de Ana Frank estaba situado al fondo de la
empresa de su padre en Ámsterdam, Holanda. En él, ella, su familia y otros cuatro judíos vivieron clandestinamente, escondiéndose de las garras del nazismo durante
la Segunda Guerra Mundial.
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Ana Frank |
Fue allí, también, donde Ana escribió el diario que
la hizo mundialmente conocida, en el que llevaba registro, día a día, de las angustias vividas por los ocupantes del escondite. Pese a que pasaron
desapercibidos durante mucho tiempo, pocos meses antes de terminar la guerra, el 4 de
agosto de 1944, fueron capturados y enviados al
campo de concentración de Auschwitz, en Polonia. Un año después, Ana Frank y su
hermana Margot murieron víctimas de la fiebre tifoidea, pocos días antes que el
campo de concentración fuera invadido por tropas británicas. De toda su
familia, el único sobreviviente fue Otto Frank, su padre, que poco después
publicó su diario. El diario de Ana Frank vendió más de 30 millones
de ejemplares y Ana se convirtió en un ícono del genocidio judío.
EL
ESCONDITE DE ANA FRANK
El edificio de Otto Frank contaba con dos
plantas donde el empresario tenía los escritorios administrativos, el molino y un
depósito de granos. Al fondo, estaba el escondite. La entrada del “anexo
secreto” fue cubierta por una biblioteca que lo hacía inaccesible.
A la
noche, la sala común se convertía en la habitación de otra familia que
compartía el anexo, la familia Van Pels, en la que también dormía Fritz Pfeffer, amigo
íntimo de la familia Frank. Medía hora era el tiempo estimado para
almorzar. Lo hacían mientras los funcionarios de la empresa estaban en su hora
de descanso. La comida era hecha a base de papas, enlatados y sopas que los
amigos de la familia compraban en el mercado negro y dejaban a la entrada del
refugio. Se bañaban una vez por semana, generalmente el domingo a la mañana,
y lo hacían en un pequeño tanque al que llenaban con agua caliente.
Después
de almorzar, Ana estudiaba idiomas, historia, taquigrafía y cursos que se
compraban por correspondencia. Cuando terminaba, se ponía a escribir en su
diario.
El escondite de Ana Frank:
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