Luego
de la caída del dictador egipcio Hosni Mubarak, en el año 2011, la región se
transformó en un barril de pólvora, con conflictos entre varios grupos de la zona. Entre
ellos, los beduinos del desierto de Sinaí, cuyos miembros vienen siendo
capturados por el ejército egipcio y que comenzaron a secuestrar turistas
occidentales para usarlos como moneda de cambio. Pero los beduinos se están
haciendo conocidos por su gentileza: los turistas secuestrados son muy bien tratados;
visitan puntos turísticos de Sinaí, reciben varias opciones de alimentación,
como platos típicos u occidentales, y son puestos en libertad rápidamente. Desde
2011 los beduinos han raptado a turistas de corea del sur, americanos, singapurenses
y brasileros. Una de las brasileras secuestradas, afirma que fue muy divertida su experiencia. Ella y su amiga fueron secuestradas durante nueve horas. En
ese período acamparon en el desierto, jugaron con niños beduinos, aprendieron
árabe, comieron papas fritas y ensaladas, y visitaron distintas tribus. Su
amiga Sara incluso recibió una propuesta de casamiento, pero lo rechazó. La
idea de los beduinos es caracterizar el secuestro como una especie de paseo y,
al mismo tiempo, llamar la atención hacia la causa beduina. “No es un secuestro.
Es un safari turístico”, declar{o el líder Ahmed Hashem a la revista The
Atlantic.
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