A
fines del Siglo 19, el jarabe de heroína aliviaba la toz. Su descubridor, el
químico Felix Hoffman, notó que tenía muy buenas propiedades anestésicas y la
heroína sustituyó a la morfina hasta 1910, cuando fue
prohibida por generar adicción.
Sintetizada
en 1919 por un químico japonés, la metanfetamina era utilizada por los soldados
que querían mantenerse alerta y vencer la fatiga durante la Segunda Guerra
Mundial. Adolf Hitler era un gran adicto. En los hospitales, la droga en
pastillas era indicada para las epilepsias, el déficit atencional y la
depresión.
La
cocaína era muy popular en el Siglo 19, e incluso fue recomendada por Freud. El
padre del psicoanálisis defendía su utilización como estimulante, anestésico y
afrodisiaco, y además se recetaba para problemas digestivos, asma y
alcoholismo. Varios laboratorios de la época fabricaban remedios a base de
cocaína, desde tónicos a pastillas para el dolor de dientes.
Entre otras drogas que eran utilizadas como remedio, estaba el opio. Extraído de la semilla de la adormidera, aún es utilizado como anestésico
en dolores crónicos. Pero, hace cien años atrás, sus fines terapéuticos eran un
misterio. El jarabe Mrs. Winslow, por ejemplo, era indicado para calmar a niños
hiperactivos. A su vez, el vapor de opio puro, hervido en una olla, servía como
inhalación para asmáticos.
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