Desde
el principio de los tiempos existen formas de higiene personal. Los egipcios,
por ejemplo, se bañaban tres veces por día. Los griegos y los romanos son
famosos por sus baños públicos. Pero, sin jabón o champú como disponemos hoy en
día, los pueblos antiguos improvisaban.
El strigil era una espátula de hierro
de 30 centímetros, utilizada por los antiguos griegos y romanos para fregar la
piel. Anteriormente, se untaban con aceite. Así era como se bañaban en la antigüedad los romanos y griegos.
El jabón era hecho de gordura animal hervida con cenizas vegetales. Los
babilonios fueron los primeros en utilizar el jabón. Se pasaban en la piel y los
cabellos. En Egipto, se usaba una mezcla de bicarbonato de sodio, cenizas y
argila.
Las bañeras se popularizaron a
finales del siglo 19 con los ingleses. Las criadas cargaban la bañera portátil hasta
el cuarto del hidalgo y la llenaban con agua tibia antes que el noble se bañara.
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